REDACCIÓN: Miguel R. Ríos
La Cámara de Diputados de la Nación vivió una jornada marcada por la tensión, los insultos y los empujones, que culminó en la suspensión abrupta de la sesión. El episodio se produjo este miércoles cuando diputadas del bloque Unión por la Patria increparon al legislador libertario José Luis Espert. La situación escaló rápidamente hasta volverse incontrolable, lo que obligó al presidente del cuerpo, Martín Menem, a levantar la sesión.
Lo que estaba previsto como un debate sobre temas de interés social, como el financiamiento de las universidades y la situación crítica del Hospital Garrahan, se transformó en un bochorno institucional. A pesar de las intenciones iniciales de avanzar en algunos puntos clave de la agenda legislativa, los altercados entre bloques dejaron en evidencia el clima de polarización que atraviesa al Congreso.
El origen del conflicto
El foco de la disputa fue el diputado José Luis Espert, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, a quien sus pares del kirchnerismo responsabilizan por demorar el tratamiento de iniciativas sensibles para el sistema educativo y sanitario. La tensión ya era visible desde el inicio de la sesión, pero alcanzó su punto máximo pasadas las cinco horas de debate, cuando un grupo de diputadas de Unión por la Patria cruzó el recinto para increparlo directamente.
Entre las legisladoras que protagonizaron el episodio se encontraba Florencia Carignano, quien en una grabación difundida en redes sociales se la escucha gritarle a Espert: “Cagón, psicópata, mandás a la Justicia”. Las expresiones fueron condenadas por varios sectores del Congreso y marcaron un nivel de agresividad poco frecuente en el recinto.
Contexto de una sesión tensa
El debate se dio en un contexto de creciente presión por parte de la oposición para tratar temas de alto impacto social. Desde el bloque kirchnerista, se impulsó una moción para debatir “sobre tablas” proyectos relacionados con el aumento presupuestario a las universidades públicas y la declaración de emergencia del Hospital Garrahan.
Sin embargo, la moción necesitaba el voto favorable de dos tercios de los legisladores presentes, algo que no se logró alcanzar debido a la ausencia del bloque oficialista y sus aliados. Esta situación generó nuevas críticas hacia Espert, a quien acusan de bloquear la discusión de estos temas en comisión.
Los legisladores de La Libertad Avanza, por su parte, argumentaron que los proyectos deben ser analizados con rigurosidad técnica antes de ser llevados al recinto, y que los pedidos de tratamiento inmediato responden a estrategias políticas y no a necesidades reales.
El rol de José Luis Espert y la interna libertaria
José Luis Espert, economista liberal y figura cercana al presidente Javier Milei, ha sido blanco de ataques en las últimas semanas, especialmente después de denunciar públicamente que su domicilio fue atacado con excremento. Según trascendió, la Justicia investiga si militantes kirchneristas estuvieron detrás del hecho, lo que agudizó aún más la confrontación entre ambos espacios.
Durante la sesión, Espert mantuvo una postura firme pero evitó responder los agravios de manera directa. Sin embargo, varios de sus compañeros de bancada, entre ellos la diputada Juliana Santillán, salieron en su defensa, generando un cruce verbal aún más encendido con las diputadas opositoras.
Decisión de Martín Menem y suspensión del debate
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, intentó por varios minutos retomar el orden, pero finalmente optó por suspender la sesión. “Este Congreso debe ser un ejemplo de convivencia democrática. No podemos permitir que este tipo de episodios violente el funcionamiento institucional”, señaló.
Con la suspensión, quedaron sin tratar varios puntos del orden del día, entre ellos los proyectos vinculados a las retenciones agropecuarias, el régimen de beneficios a PYMES y la ley de salud mental. Estos temas deberán ser reconsiderados en próximas sesiones, aunque aún no se ha definido una nueva convocatoria.
Repercusiones políticas
El escándalo no tardó en generar reacciones en todo el arco político. Desde el oficialismo, algunos legisladores señalaron que se trató de un intento de boicot a la gobernabilidad impulsado por sectores del kirchnerismo. “Vinieron a buscar el show, no el debate. Esto es lo que pasa cuando se antepone la ideología a las necesidades reales de la gente”, sostuvo un legislador de La Libertad Avanza en diálogo con este medio.
El presidente Javier Milei también se pronunció a través de su cuenta de X (ex Twitter), donde apuntó contra el kirchnerismo. “En octubre podemos terminar con ese castigo social sobre los argentinos de bien llamado kirchnerismo. No les interesa el país, solo su poder”, escribió.
Desde Unión por la Patria, en cambio, acusan al oficialismo de “evitar el debate” y de no dar respuestas a temas urgentes. “El Garrahan y las universidades están en emergencia. ¿Qué más necesitan para entender que esto no puede esperar?”, expresó el diputado Germán Martínez, jefe del bloque opositor.
El Congreso, en crisis de funcionamiento
Este episodio vuelve a poner en discusión la capacidad del Congreso de sostener un funcionamiento regular y productivo en un clima político tan polarizado. Las sesiones ordinarias están siendo cada vez más difíciles de llevar adelante, con cruces personales, descalificaciones y escasa voluntad de consenso.
En un contexto económico y social delicado, donde miles de argentinos reclaman soluciones concretas a sus problemas cotidianos, la clase política se muestra enfrascada en disputas internas que deterioran aún más la imagen institucional del Parlamento.
¿Y ahora qué?
Con la sesión suspendida, se espera que en los próximos días se defina un nuevo cronograma para retomar el debate de los proyectos pendientes. No obstante, varios legisladores anticiparon que no participarán de futuras sesiones si no se garantiza un mínimo de condiciones para debatir de manera segura y respetuosa.
Algunos sectores han comenzado a evaluar mecanismos de sanción o llamados a la reflexión para evitar que incidentes similares se repitan. Desde el oficialismo, se habla incluso de limitar los ingresos al recinto cuando se registren comportamientos “provocadores” o “violentos”.